sábado, 2 de febrero de 2019





Son muchos los que dicen que la juventud es el futuro de un país, e incluso, se ha llegado a decir que son el presente debido a que se considera que ese futuro ha llegado. Lo mismo se dice de los jóvenes en la obra de Dios, “la juventud es el futuro de la iglesia”, pero en ocasiones la juventud es tenida en poco tanto en la sociedad como dentro del cuerpo de Cristo.




LA FAMILIA TIENEN EN POCO LA JUVENTUD 



En el texto que se cita al inicio, Isaí no tomó en cuenta a David al llegar el profeta Samuel. Le tuvo en poco por ser joven (El menor de la casa), nunca pensó que Dios podría hacer algo con aquel pastor de ovejas, tampoco lo creyeron sus hermanos ya que ninguno mencionó que hacía falta David hasta que el profeta preguntó. 

El joven José también fue menospreciado, tanto por su padre (a pesar de que lo amaba) como por sus hermanos. Su padre lo reprendió por sus sueños y sus hermanos se burlaban diciéndole el soñador (Génesis 37:10,19). Así que José vivía siendo objeto de burlas y de rechazo dentro del mismo seno familiar. Pero es bueno soñar cuando se está joven. Sueños seculares como una carrera o espirituales como un ministerio.

Jefté, quien había crecido en un hogar disfuncional, posiblemente nunca tuvo las caricias de su madre pero sí el rechazo de sus hermanos y la indiferencia de su padre al ser expulsado de su casa por ser hijo ilegítimo (su madre era una ramera). Los ancianos también lo rechazaron y tuvo que irse como si fuera la peor de la sociedad en la cual vivía. 

A pesar de lo mencionado anteriormente, Dios puso sus ojos en estos jóvenes rechazados y tenidos en poco por su propia familia. Fue Dios quien miró a David en el campo con las ovejas, un joven conforme al corazón de Dios y lo escogió para ungirlo por rey. Dios preservó la vida a José para que sus hermanos no lo mataran y, aunque ellos le tuvieron en poco, Dios lo escogió para ponerlo en lo más alto, y de esta manera salvar del hambre a su propia familia. El Señor también levantó a Jefté para ponerlo por caudillo del pueblo que hace un tiempo atrás lo habían rechazado. No sé si te has sentido como alguno de estos jóvenes en tu hogar pero Dios tiene un propósito también contigo. 

HAY JÓVENES QUE SE TIENEN EN POCO Y NO CREEN LO QUE DIOS PUEDE HACER CON ELLOS 

Cuando Gedeón fue llamado por Dios, su respuesta fue “…mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre” (Jueces 6:15), tenía sentimientos de inferioridad por ser pobre y joven, creía que era incapaz de hacer la obra que Dios le había encomendado. Además de esto, su padre era un adorador de dioses falsos. Cuántas veces los jóvenes se sienten igual y para ahondar más esos sentimientos sus padres no se han convertido a Dios. 

Jeremías expresa su falta de experiencia al decir “…He aquí, no sé hablar, porque soy niño” (Jeremías 1:6) porque muchas veces la inexperiencia nos hace sentir que no tenemos capacidad para realizar ciertas cosas dentro de la obra de Dios; sin embargo, la respuesta de Dios fue “…No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande” (Jeremías 1:7), es decir, que para Dios no es pretexto la inexperiencia de la juventud ni tampoco la falta de influencia o recursos económicos como en el caso de Gedeón, pues al final Dios levantó a Gedeón a pesar de que su padre tenía dioses falsos en su casa, los cuales quitó sin ningún temor ya que comprendió que Dios estaría con él. 

Ismael fue un joven expulsado de su hogar. Tenía unos 17 años aproximadamente ya que, según la escritura, “…era Abram de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael” (Génesis 16:16) y para que naciera su hermano Isaac pasaron 14 años pues “…era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo” (Génesis 21:5), pero salió de su casa con su madre Agar hasta después de que fue destetado su hermano Isaac, es decir, a los 17 años ya que eran unos tres años para destetar a un niño. Estando en el desierto, su madre lo dejó debajo de un arbusto para no verlo morir; sin embargo, el joven lloró y Dios habló a su madre y trató con ella (Génesis 21:16-19). Eso necesita la juventud llorar a Dios en medio de sus problemas, aflicciones, rechazo e incluso hasta cuando sus padres se han dado por vencidos o no han conocido a Dios para que trate con ellos. 

DEJAR DE SER ESPECTADOR PARA PASAR A SER PARTE DEL ESPECTÁCULO 

A David sus hermanos le dijeron “…para ver la batalla has venido” (1 Samuel 17:28) porque David preguntaba “… ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo y quitare el oprobio de Israel?”, pero David no quería ser parte de los que solo estaban viendo, siendo espectadores, quería ser parte del espectáculo y enfrentar aquel gigante llamado Goliat. 

David expresó palabras de fe ante Saúl “no desmaye el corazón de ninguno”, “tu siervo irá y peleará”, pero Saúl le tuvo en poco al decir: “…No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud” (1 Samuel 17:33). David continuó contando con fe como libraba los corderos del león y del oso, como los tomaba de la quijada y los hería y los mataba. Me imagino a Saúl viendo la fe de este joven y al escuchar a David decir: “…Jehová, que me ha librado de las garras de león y de las garras del oso, él también me librará de las manos de este filisteo…” (1Samuel 17:37) Saúl, al ser contagiado por la fe de David, no tuvo más que decir “ve y Jehová esté contigo” 

David se hizo parte del espectáculo en medio de un montón de mirones. Goliat le tuvo en poco por ser muchacho, pero David lo venció. Dios te ha escogido, pero no para estar sentado siendo un espectador, sino para ser parte de ese espectáculo. El apóstol Pablo dice que “…hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres” (1 Corintios 4:9). Es increíble ver gente que con limitaciones físicas le sirve a Dios, cuánto más aquel que lo tiene todo para entregarse a Dios y servirle. 

EN TIEMPOS DE CRISIS O DECADENCIA DIOS TE PUEDE SACAR DEL ANONIMATO 

El joven Samuel estaba en el templo, pero no había conocido a Dios todavía, la palabra de Dios no le había sido revelada y era un desconocido para el pueblo; sin embargo, en tiempo de crisis espiritual, cuando no había visión con frecuencia y la palabra de Dios escaseaba, Jehová llamó a Samuel. El sacerdote Elí estaba avanzado en edad, sus ojos se oscurecían y sus hijos no andaban rectamente delante de Dios. Era tiempo de levantar a alguien para continuar la obra de Dios y el Señor escogió un joven para hacerlo. 

Dios quiere levantar jóvenes en estos tiempos difíciles para que sean la nueva generación que predique el evangelio precioso del nombre de Jesucristo. Moisés murió, pero dejó a Josué. Elí estaba en sus últimos días del ministerio y sus hijos no pudieron continuar por su desobediencia, pero Dios levantó a Samuel. Elías sabía que Dios se lo llevaría, pero ya Eliseo estaba listo para ser el sucesor de Elías. Es tiempo de que te prepares y estés listo porque tarde o temprano Dios te sacara del anonimato y te levantará como un Josué de estos últimos tiempos. 

En conclusión, recuerda que la biblia dice “Ninguno tenga en poco tu juventud…” (1 Timoteo 4:12), pero también recuerda que Timoteo fue el joven en el cual estaba la fe que habitó primero en su abuela Loida y en su madre Eunice (2 Timoteo 1:5), es decir, pasa de una generación a otra. La iglesia debe tomar en cuenta a sus jóvenes y verlos realmente como el futuro de la iglesia; y los jóvenes deben sentirse como la nueva generación con la cual Dios hará grandes cosas.

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