martes, 30 de mayo de 2017


Servir a Dios
Quizá tengas muchas dudas sobre el servicio a Dios. ¿Es obligatorio o voluntario? ¿Es un requisito de la iglesia?¿Cómo puedo servir correctamente?
Primero, es importante saber que no debes sentirte obligado, ya que servimos a Dios en agradecimiento por todo lo que ha hecho en nuestra vida.
Para saber cómo servirle necesitamos estudiar el Evangelio y observar lo que Jesús hizo y cómo se conducía entre la gente, cómo atendía a quienes se acercaban a Él, de qué forma resolvía sus problemas y dudas. Si observas a tu alrededor, las personas tienen muchas necesidades espirituales y materiales, por lo que buscan a Dios y asisten a la iglesia. Por lo tanto, ¡en la iglesia es donde deben encontrar gente dispuesta a escucharles e interceder por ellas!
Sabemos que es imposible que solamente una persona atienda a toda una congregación, por lo que surge la necesidad de trabajar en equipo con los pastores. La vida cristiana implica servirnos unos a otros, con amor. Existen 11 áreas en las que puedes brindar tu servicio:
  • Banco de Alimentos
  • Transcripción y edición de texto
  • Emergencias
  • IgleKids
  • Intercesión
  • Interpretación
  • Lenguaje de señas
  • Medios (redes Sociales, fotografía, video digital y contenido digital)
  • Diseño y desarrollo web
  • Parqueo
  • Seguridad
Si estas interesado en ser parte de este Gran ministerio en La Congregación IPUP Vida Nueva escríbenos a e mail: ipupvidanueva@gmail.com 

martes, 23 de mayo de 2017


lunes, 22 de mayo de 2017


Tener una vida cristiana saludable que produzca abundante fruto requiere de disciplina en cuatro aspectos: orar, leer la Biblia, asistir a la iglesia y servir.
El acrónimo HOLA resume las cuatro actividades básicas para mantener tu vida espiritual sana, fuerte y dinámica, que te permita crecer y madurar en fe hasta alcanzar la estatura que Dios quiere para ti. Haz el compromiso de buscarle en estas cuatro áreas:
Hablar: Testificar a otros acerca de lo que Dios ha hecho en tu vida (2 Timoteo 4:1-2).
Orar: Ten constante comunión con Dios. Busca tener una relación personal e íntima con Él (Mateo 6:6-7).
Leer: Lee, cree y practica las enseñanzas de la Biblia. Descubre las promesas que Dios tiene para ti (Salmo 119:105).
Asistir: No faltes a tu grupo y únete a nosotros en nuestras reuniones en la iglesia para que juntos alabemos a nuestro Padre y recibamos Su Palabra (Salmo 89:7).



Pregunta: "¿Qué es la oración intercesora?"

Respuesta: 
Muy sencillo, la oración intercesora es el acto de orar en favor de otros. El papel del mediador en la oración era común en el Antiguo Testamento (como con Abraham, Moisés, David, Samuel, Ezequías, Elías, Jeremías, Ezequiel y Daniel). Pero Cristo es señalado en el Nuevo Testamento como el intercesor fundamental: y es por ello que toda la oración cristiana se convierte en intercesora, puesto que es ofrecida a Dios por y a través de Cristo. Jesús cerró la brecha entre Dios y nosotros cuando Él murió en la cruz. Él fue el más grande mediador (intercesor) que haya existido. Por esta causa, ahora podemos interceder en oración a favor de otros cristianos, o por los perdidos, pidiendo a Dios que les conceda arrepentirse de acuerdo a Su voluntad. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (1 Timoteo 2:5). “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” (Romanos 8:34).

Un maravilloso modelo de oración intercesora se encuentra en Daniel 9, mientras oraba por su pueblo quien se había alejado de Dios. Tiene todos los elementos de una verdadera oración intercesora. Es en respuesta a la Palabra (v.2); caracterizada por el fervor (v.3) y la auto-negación (v.4); identificándose sin egoísmo con el pueblo de Dios (v.5); e intensificada por la confesión (v.5-15); dependiente del carácter de Dios (vv. 4,7,9,15); y teniendo como meta la gloria de Dios (vv.16-19). Como Daniel, los cristianos debemos venir ante Dios intercediendo por otros con un corazón contrito y una actitud de arrepentimiento, reconociendo nuestra propia insignificancia y con el sentido de auto-negación. Daniel no fue y dijo, “Tengo el derecho de demandar esto de Ti, Dios, porque yo soy uno de tus especialmente elegidos intercesores.” El fue y dijo, “Soy un pecador,” y en efecto, él dice, “No tengo el derecho de demandar nada.” La verdadera oración intercesora, busca no sólo conocer la voluntad de Dios y ver que se cumpla, sino verla cumplida, sin importar si nos beneficia y sin importar lo que nos cueste. Se busca la gloria de Dios, no la nuestra.

La siguiente, es sólo una lista parcial de aquellos por quienes debemos ofrecer oraciones intercesoras: Todos los que están en autoridad (1 Timoteo 2:2); ministros (Filipenses 1:19); la iglesia (Salmos 122:6); amigos (Job 42:8); compatriotas (Romanos 10:1); los enfermos (Santiago 5:14); enemigos (Jeremías 29:7); por quienes nos persiguen (Mateo 5:44); aquellos que nos abandonan (2 Timoteo 4:16); y por todos los hombres (1 Timoteo 2:1).

Hay una idea errónea en el cristianismo contemporáneo, de que aquellos que ofrecen oraciones intercesoras por otros, son una clase especial de super-cristianos, llamados por Dios para un ministerio de intercesión. Nada podría estar más lejos de la verdad. La Biblia es clara en que todos los cristianos son llamados a ser intercesores. Todos los cristianos tenemos al Espíritu Santo en nuestros corazones, y, así como Él intercede por nosotros de acuerdo con la voluntad de Dios (Romanos 8:26-27), nosotros debemos interceder unos por otros. Esto no es un privilegio limitado a una exclusiva élite de cristianos; este es un mandato para todos. De hecho, el no ofrecer intercesión por otros, es pecado. “Así que, lejos sea de mi que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros.” (1 Samuel 12:23).

Ciertamente, cuando Pedro y Pablo le pedían a otros que intercedieran por ellos, no limitaban su petición a aquellos con un llamado especial a la intercesión. “Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.” (Hechos 12:5). Nótese que era toda la iglesia la que oraba por él, no sólo aquellos con el don de la intercesión. En Efesios 6:16-18, Pablo exhorta a los creyentes efesios –a todos ellos— sobre los fundamentos de la vida cristiana. “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”

Más aún, Pablo solicitó a los creyentes en Roma que oraran por él: “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis, orando por mí a Dios.” (Romanos 15:30). Él también urgía a los colosenses a interceder por él: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso.” (Colosenses 4:2-3). En ninguna parte, en ninguna petición bíblica de intercesión, hay alguna indicación de que sólo cierto grupo de gente pudiera interceder. Por el contrario, aquellos que buscan a otros para interceder por ellos, pueden usar toda la ayuda que puedan conseguir. La idea de que la intercesión es el privilegio y llamado de sólo algunos cristianos, carece de base bíblica. Peor aún, es una idea destructiva que con frecuencia conduce al orgullo, a un sentido de elitismo, y al gnosticismo. 

Qué maravilloso y exaltado privilegio tenemos en ser capaces de venir audazmente ante el trono del Dios Todopoderoso con nuestras oraciones y peticiones. ¡Alabado sea Él, por Su increíble misericordia y amor!

lunes, 15 de mayo de 2017


El Señor quiere hacer mucho más en la vida de nosotros, de lo que la mayoría estamos dispuestos a permitirle.
Mateo 14.22-32
El Señor quiere hacer mucho más en la vida de nosotros, de lo que la mayoría estamos dispuestos a permitirle. Creemos que Él puede hacer grandes cosas, pero el problema es que no estamos seguros de si actuará a nuestro favor. Por eso, dudamos en confiar del todo en Dios para tener respuestas específicas a nuestra situación personal.
Vacilar entre la fe y la duda, como una barca en una tormenta, sirve para enfermar y cansar al creyente. Si deseamos calmar el mar de la fe, debemos primero decidir actuar por obediencia, en vez de tomar decisiones según lo que sentimos o vemos. Pedro caminó sobre el agua porque decidió actuar por fe en vez de por la razón. Como creyentes, no llegaremos a ser firmes en nuestra fe hasta que reconozcamos que creerle a Dios es una decisión.
La segunda acción de un creyente fiel es centrar su atención en Dios. Cuando vemos nuestras circunstancias, nos limitamos a la visión reducida de nuestra situación. Mientras Pedro estuvo mirando a Jesús, sus pies se mantuvieron sobre la superficie del agua, pero en el momento que miró hacia las olas azotadas por el viento, comenzó a hundirse.
Finalmente, debemos mantenernos enfocados en el Señor, con su Palabra en nuestra mente. No podemos confiar en nuestra vista, razón o conocimiento como guías en una tormenta de dudas. Pero sí podemos depender de la Palabra de Dios.
Decida creer en que el Señor le ayudará. Luego, centre su atención en Él, y aférrese a las promesas de la Biblia que se apliquen a su situación. Si estas tres acciones se convierten siempre en parte de su vida, dejará de vacilar. El Padre celestial honrará su fe firme.

jueves, 11 de mayo de 2017


¿Qué es la oración?  Hablar con Dios

¿Qué es la oración. La oración es nuestra línea directa con el cielo. ¡La oración es un proceso de comunicación que nos permite hablar con Dios! Él quiere que nosotros nos comuniquemos con Él, como una llamada telefónica de persona a persona. Los teléfonos celulares y otros artefactos se han convertido en una necesidad para algunas personas de nuestra sociedad. Tenemos dientes azules (blue tooth), frambuesas (blackberries) y ordenadores parlantes. Estos son medios de comunicación que les permiten a dos o más personas interactuar, discutir y responder el uno al otro.

Para algunos, la oración parece ser demasiado complicada, pero es simplemente hablar con Dios. He aquí algunos puntos acerca de lo que es la oración.


¿Qué es la oración?  La Logística

Muchas personas se preguntan qué es la oración, pues desean orar, pero no saben cómo. Considere estas ideas:

¿Qué digo? ¡Orar es como hablar con tu mejor amigo! ¡Es fácil hablar con alguien cuando sabes que te ama incondicionalmente!

  1. Pide a Jesús que perdone tus pecados y te haga nuevo en Él. Así que, arrepentios y convertios, para que sean borrados vuestros pecados (Hechos 3:19)
  2. ¡Cuéntale a Él tus necesidades! Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros (1 Pedro 5:7)
  3. ¡Dale gracias, porque Él murió en la cruz del Calvario por nosotros! Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo él que crea no se pierda mas tenga vida eterna (Juan 3:16)
¿Cómo lo digo?Así es como he aprendido a dirigirme al Salvador de mi vida
  1. Con confianza y fe en que Él cumplirá Porque por Cristo y nuestra fe en Él, podemos venir sin temor a la presencia de Dios, con seguridad de que somos bienvenidos (Efesios 3:12) Acerquémonos, pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:16)
  2. Con alegría porque Él puede cumplir. Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo en tu presencia (Hechos 2:28)
  3. Con expectativa de que Él va a cumplir. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de Ti y esperaré (Salmos 5:3) Yo te he invocado, por cuanto Tú me oirás oh Dios; inclina a mí tu oído, escucha mi palabra (Salmos 17:6)


¿Qué es la Oración? ¿Qué dice la Biblia?


Oren unos por los otros.
 Jesús dejó un ejemplo para nosotros sobre qué orar. Él oró por sus discípulos y por cada generación que vendría a seguirle. Su oración fue para que Dios les protegiera y fortaleciera mientras ellos estuvieran en este mundo. Jesús también oró por aquellos que creerían en Él a través del mensaje del Evangelio (Juan 17)


Ore con fe. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6)


Ore con adoración y reverencia Exaltad a Jehová vuestro Dios, y postraos ante el estrado de Sus pies; Él es santo (Salmos 99:5) Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró (Juan 9:38)


¡Usted sabrá con confianza que Dios le escucha cuando usted ora, así que abra la línea de comunicación! Ore, sabiendo que no importa cuán lejos usted vaya, su conexión con Él nunca puede perderse!


Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más, y más en ciencia y en todo conocimiento (Filipenses 1:9)


Lucas 10.38-42
Dos hermanas, Marta y María, se estaban preparando para la visita de Jesús. Al llegar, una de ellas centró su atención en Él, mientras que la otra se enfocó en los preparativos (Lucas 10.40), y se impacientó porque su hermana no estaba ayudándola. Podemos pensar que Marta tenía razón, porque si todavía había trabajo por hacer, María no debía estar sentada. Sin embargo, después leemos lo que el Señor Jesús opinaba de la situación. Al ver que Marta estaba ansiosa y preocupada por muchas cosas, cuando solo una era necesaria, dijo que María había escogido la más importante (Lucas 10.42).
Hay algunas lecciones importantes que podemos aprender de esta historia. Primera: para tener comunión con el Señor Jesús es posible que tengamos que desatender algunas cosas. Él sabía cuánto habían estado trabajando las mujeres, y lo mucho que Marta deseaba terminar las tareas. Pero su mayor necesidad era pasar tiempo con Él. Su objetivo debía ser escuchar, aprender y relacionarse con el Señor Jesús.
La segunda lección es que nuestra decisión de renunciar a una actividad puede ser malinterpretada. Marta no comprendió la decisión de su hermana. Además, si no pasamos tiempo con el Señor, las consecuencias serán terribles. La confusión de Marta la llevó al afán y a la turbación. Jesús la invitó a elegir lo más importante, es decir, estar con Él.
Es esencial para nuestra salud espiritual tener el hábito de buscar la comunión con el Señor. La relación regular con Cristo centra nuestra atención en lo que es más importante para Él. Aun en nuestro trabajo diario podemos mantenernos conscientes de su presencia y actuar conforme a su voluntad.